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soñé que me robaba una llavecita de tresoctavo
que la veía justo ahí sobre un paresita y parecía ser de alguien
pero yo igual la agarraba
y después un policía me preguntaba que tenía en la mano
y yo le mostraba y le decía que me la había encontrado.
ella lo sabía, yo estaba obsesionado con mi prensa
y entonces no me juzgo por despertarla a la noche
con movimientos extraños,
sino que me pregunto
que era lo que estaba soñando
yo le mentí,
le dije: soñé que te raptaban
y yo perseguía a los secuestradores
por caminos de tierra en donde la nubes que salían de los zapatos
eran más grandes que yo y que toda mi habitación
que no es muy grande,
pero me servía para marcar
que las nubes de polvo eran muy grandes
creo que no me creyó,
porque ella nunca me cree,
pero era cierto, yo estaba mintiendo,
igualmente me dio un abrazo y me apachurro un poco,
no mucho, pero lo suficiente
como para dormirme de nuevo y no seguir soñando
ni de verdad ni de mentira
a la mañana se fue muy temprano y no me despertó
me dejó una notita: “me llevaron los secuestradores,
me retienen seis horas y me devuelven al mundo,
retienen mi cuerpo
mis capacidades intelectuales
mi voz
mis oídos
por seis horas
seis días a la semana.
eso si que es una gigantesca nube de polvo”
***
los paquitos bailan,
el paco te está quemando
le dije al gabi, mientras miraba en la tele
viejos programas de xuxa
como a la media hora me dijo:
el piti es un groso
no se si como respuesta o no,
pero yo le dije, de nuevo:
esa mierda te está quemando
fumate un porro
al otro día me dijo: vos sos un careta
y ahora cero que sí
estaba respondiéndome
yo me reí: eran las 6,
estábamos en el furgón del san martín
y el sol era una enorme bola roja
que teñía las miradas de todos,
las manos de todos,
las caras
bicicletas: rojo
le puse al gabi una mano en el hombro
y me preguntó ¿qué?
¿así cogen los marcianos?
y mientras me reía me acordé de la primaria,
y me dí cuenta de que habíamos sido niños,
que habíamos crecido juntos
y que no quedaban muchos
que siguieran vivos
esa mierda te esta quemando, repetí
miré al sol, y lo miré al gabi
prendiendo
**
todo el misticismo real existente
puede condensarse
en tu saquito de te
cuando a la mañana temprano
te sentás en tu cocina
el sol empieza a aparecer
tras el ventanal
no muestra la señal de prueba
como la de la tele
antes de los dibujitos,
sino que aparece con un naranja fuerte
en ese naranja
acompañado del sabor rojo
del té que moja tu taza
y calienta tus manos dios
se esconde
como cuatro elefantes
en un fitito
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