Me gusta la poesía que te deja la mente en silencio.
Palabras como frutas, que caen del árbol en el momento indicado, y se comparten.
Leerlas es casi mirar, contemplar.
Seba escribe como un amigo que te cuenta algo. Al leerlo, aunque no lo conozcas, te hacés amigo.
Es para leer en el campo, tirado en el pasto, mientras te tomás un mate y alguien te acaricia el pelo.
Escribir un poema, para él, no es más que hacer un encuadernado a la japonesa, ni menos que preparar su famosa pizza de papas.
Escribe andando, a ritmo de paseante.
Escribe como amasa, y comenta: está buenísima la albahaca.
Les dejo a los desentendidos los juicios estéticos sobre ésta obra. Y los invito a quitarse las zapatillas, preparase una bebida rica, y sentarse sobre sus versos: imágenes de un cine de barrio, con buen sonido.
Algunos poemas.
Gata techera
para hacer la
revolución mejor
una ak 47
y la organización de base horizontal y clasista
para expresar algo
hondamente mejor
el silencio
los pájaros, los árboles
no necesitan palabras
agrupadas en
versos
la poesía
no sirve
es como una gata
que vive en el techo
de una casa: no
se le hacen mimos ni
se le llama con silbidos,
pero es
irremediablemente bella
irremediablemente cercana
Pensás en Lacán
la mañana es el mejor momento
para leer poesía
te levantás con ojos achinados
y ponés la pava mientras abrís el libro
en cualquier parte
y güerri dice:
Miedo.
Ansiedad.
Todo bien.
Miedo.
Ansiedad.
Todo bien.
sonreís un poco mientras te sacás las lagañas
y recordando haber soñado que una ostra gigante
te devoraba,
pensás en lacán, su padre
y sus miles de hijos a sueldo
ponés la yerba dentro del mate
formando una montaña inclinada
que el agua escala y penetra,
que el agua hincha y revive,
abrís el libro
de nuevo
Nunca escribí –continúa güerri– la palabra río, nunca
Te dije ese algo misterioso muere.
mientras ella sale de la habitación vos estás chupando un mate
y recordás su mano agarrándote la pija en tu diaria erección matutina,
pasa por tu cabeza la imagen arrastrada
por el viento que circula al abrirse la puerta
pero la mañana es el mejor momento
para leer poesía
coger
coger mejor en otro horario,
ella te mira,
está vestida,
más vestida que vos
que andás con esos pantaloncitos inentendibles
te mira con
un poco de desprecio o eso te parece
y se va
no toma un mate,
ni lee un poema;
toma sus cosas y las carga en su bolso
en el que su cara de dormida no entra,
pero antes de irse, eso sí
te vuelve a tocar
la ingle
es esa
la parte de tu cuerpo
que ella prefiere
vos
le acariciás la cara
y la besás en la
frente con toda la ternura de la que sos capaz
a la mañana te pasa
eso
A veces el azar causal me muestra los miles de hermanos sueltos por ahí que tengo. Gran poeta esa voz hermana. Saludos...
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